lunes, 1 de junio de 2015

El ideal perfecto y su evolución


El concepto del “cuerpo perfecto” ha llevado a muchas personas a vivir por y para cumplir el ideal impuesto, sin tener en cuenta que se trata de una convención sociocultural que depende del contexto.
La 'perfección' física ha cambiado a lo largo de la historia y es que durante todas las épocas han existido unos cánones de belleza específicos en donde intervienen muchos factores, principalmente la sociedad y las modas. Las modas son un factor que está directamente relacionado con la belleza, cambian como cambia la percepción de la belleza.


Día a día somos bombardeados con estereotipos de hombres y mujeres que interpretan la perfección. Dicha perfección es la que ha impuesto la sociedad y a la que gradualmente hemos sido todos sometidos. Esto significa que la mayoría de hombres y mujeres, sobre todo adolescentes, luchan por asemejarse a ese prototipo idealizado.

He aquí un claro ejemplo de lo que podemos ser capaces, ¿increíble verdad?




La búsqueda de la perfección física se ha convertido en uno de los objetivos de la sociedad actual, como también podemos observar en este vídeo en el cual muestra el ideal de mujer de manera excesiva.
Echando la vista atrás y dando un paseo por la evolución del ideal de belleza de la mujer en el último siglo muestra cómo ha ido cambiando esa concepción del cuerpo perfecto.

En este video que mostramos a continuación podemos comprobar lo desde el Antiguo Egipto hasta el presente, destaca los principales cánones a los que se ha visto sometida la sociedad femenina.


El vídeo analiza los rasgos que definieron a la mujer perfecta en los imperios egipcios, en la Grecia Clásica, en la Dinastía Han china, durante el Renacimiento Italiano, en la época Victoriana inglesa, en los años 20, durante la época dorada de Hollywood, en los 60, en los Golden Eighties, durante el boom de las supermodelos de los 90 y en la actualidad. A lo largo de tres milenios, así es como han cambiado cinturas, pechos, piernas y rostros.



Y es que el cuerpo como la mente hay que cultivarlo, pero no para lograr un estereotipo cambiante de belleza, ni para autoesclavizarse, ni para competir con el mundo, tan solo hay que atender el cuerpo para estar más sano y feliz. Un rostro feliz es un rostro sano, y viceversa.

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